Mi historia pasó en segundos, pero duró un eternidad. Yo venía de la Universidad en bus, pero llamé a mis hermanas para que vayan a verme en la parada porque de esta a mi casa es largo el camino. Cuando llegué me encontré con ellas y de repente me llama mi madre para preguntar por donde iba, y mientras estaba con el celular un hombre gordo en una moto pasa a lado mío y me roza, me dio coraje que haya pasado muy cerca de mí, se fue de largo y me quedó viendo.
Guardo el teléfono por mi cadera y luego una mujer se nos acercó y nos dice que ese hombre de la moto era ladrón y nos asustamos, de pronto, como una película de terror, cuando esa mujer terminó la frase, el hombre da la vuelta y se dirige a mí rápidamente. La señora nos dice que gritemos ¡AYUDA! y empezó a golpear una puerta de una casa muy fuerte . Mientras tanto, yo no lo pensé dos veces y rápido cogí mi celular y lo lancé a una casa que estaba ahí. Todas empezamos a gritar. El hombre baja de la moto, pero no alcanzó a evitar que yo haga eso y después jala la cartera de la señora pero ella con su fuerza evitó que le quitara. De repente, el hombre se da por vencido y se sube en su moto y se va. Los dueños de la casa donde tiré el celular salieron y me devolvieron el aparato.
Caminamos rápido para ya dirigirnos a nuestro hogar y la señora hizo lo mismo. Mis hermanas estaban temblando ya que esa había sido su primera experiencia. Llegamos y respiramos. Si les pasa lo mismo y pueden salvar su celular de la manera que lo hice, no lo duden.
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Por Johanna Solórzano
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